Si la Experiencia vale para alguien más que para el que la vivió, escribo esto:
De la mano de un Ser muy querido llegó a mi un libro. ¿Cuál? No importa, sé que es irrelevante, El Maestro llega cuando El Discípulo está preparado, y la enseñanza será impartida acorde a como éste pueda recibirla mejor.
Para mi sorpresa, el Libro me daba respuestas a preguntas que conscientemente no me había hecho, entonces… ¿por qué encontraba respuestas?
Así empecé a caminar, o mejor dicho a vivir este camino. Cuánta Sabiduría encontré en lo escrito. Ojo, en realidad lo abrí porque en palabras, de a “centavo”, alguien muy sabio, conocedor y con mucha suspicacia puso:
“Te Regalo lo que se te Antoje”
A Conny Méndez
¡Gracias!
A quién no le gusta y se engancha con ese “Te Regalo”, y allí lo descubrí….
Un Mundo Mágico, maravilloso, todo para crear. ¡Con tu pensar creás!
Me sentí dueña del mejor pincel y las más bellas y mágicas pinturas. Ellas con la gracia de su Alquimia, me permitirían cambiar todo aquello que no me gustaba o que creía estaba mal.
Que simple veía todo, sentí en mi mano La Varita Mágica de mi niñez, con la que siempre soñé, para que ganara el equipo de Fútbol de Papá, tener ropa nueva para ir a la escuela, o el dinero que se requería para alegrar el corazón de quien quería; también que me realizara los deberes, (nunca me gustaron) y mil cosas más aunque ahora no recuerde con exactitud sé que muchísimas veces pedí. Como después pedí La lotería, ¡el Prode! ¿Quién no lo hizo alguna vez?
En el fondo, todos queremos arreglarle la vida a los demás, o al menos a los que más queremos.
Con la propuesta recibida por Él Maestro, hermano, amigo y consejero San Germain, a través de ese libro, recibí al fin la tan ¡Ansiada Varita Mágica!
¿Qué tal?
Al Amado Maestro SAN GERMAIN
¡ Gracias !
Y aquí viene lo bueno, tenía la certeza de que era así, pero…, (qué cosa, siempre hay un pero que nos complica o nos dificulta), allí apareció en mi algo que no creía tener: Constancia. ¿Algún Gen vasco, quizás?
Para mi desgracia, (léase suerte), quería sacar Príncipes y no había caso, salían sapos. Sí, sapos, definitivamente, ¡cosas de la Magia!
Amplié luego el accionar, busqué mil libros que me hicieron sus aportes, me afirmé, mejor dicho me colgué de las piernas de “Los Mágicos Maestros” que ellos me mostraban.
Allí empezó un camino de aciertos. Comencé a cambiar, a modificar el modo de pensar, ponía cuidado en el buscar, era más pausada, a fin de no saturarme.
Vinieron tiempos de Paz interior, de inefables momentos en los que, con la inocencia del Niño me lancé a jugar junto a otros compañeros este viaje.
Llegaron las primeras meditaciones. . .
¿Meditaron alguna vez?
Si así lo hicieron se habrán dado cuenta que los pensamientos son Kamikases “imparables”.
En medio de ellos entreabría los ojos y veía a los otros, con cara de Gratitud Beatificante.
Ah… ¿no saben que quiere decir eso? Bien, siéntese en rueda de buenos compañeros a meditar, abran los ojos a la mitad, observen sus rostros, después díganme si el calificativo no es el correcto.
No le encontraba la Gracia, había momentos en los que sentía ganas de salir corriendo, pero también quería sentir el placer que veía en sus rostros.
¡Oh, tiempos aquellos! Que hermoso y placentero es recordarlos.
En vista de que no soltaba sus piernas, los Maestros deben haber dicho, ¿cómo liberarnos de este plomo? Y encontraron al Discípulo encarnado, acorde y a la medida para que fuera mi Gran instructor.
Así llegó… Bante Kondannia Bicku, y a su encuentro fui, junto con otros 50 compañeros a un Retiro Espiritual.
Al Maestro Bante Kondannia Bicku
¡Gracias!
Imaginen La Gloria de 7 días, Villa la Angostura, los pajaritos, las flores, lagos, belleza natural sin igual. ¿Y, qué pasó? preguntarán.
Qué no pasó.
Ni bien bajamos del vehiculo, nos recibe un Señor Grandote, vestido de hindú, color azafrán, cabeza rapada que, muy serio nos dice: Bajen sus pertenencias, varones para allá, mujeres para el otro lado, y en 10 minutos los espero en el salón principal.
Hasta ahí la cosa venia fenomenal, sin la más mínima idea de lo que iba a encontrar, dejé mis pertenencias, puse sobre mis hombros mi poncho Blanco de Meditar, y me fui para el salón.
Para mi sorpresa, no había sillas, solo un piso raso de granito, nada cálido, y yo sin ningún conocimiento Oriental, en posición de LOTO me puse a meditar.
El “MONJE” hablaba inglés, para mí hubiera sido lo mismo Pali o Chino, no le entendía nada, pero una buena traductora pasó a ser la voz del Maestro.
Para asombro y estupor, dice que iba a Tomar unos preceptos que debíamos cumplir los días que durara el Retiro:
Guardarán el Noble silencio “no hablar”; Recto comer, “después de las 12 del mediodía, nada sólido”, y algunos más que no hacen, porque para guardar con éstos, teníamos de sobra.
De ahí en más se podrán imaginar a 50 monos en una jaula (privados de su libertad, sin comer y sin hablar), sentados en posición de Loto de las 4,30 a las 6; de las 7 a
las 8 y media; de las 10 las 11; de las 14 a las 16; de las 17 a las 19 hs. Y entre esas horas, meditación caminando por media hora. ¡Ojo, entiéndase caminando no caminata, 12 o 15 pasos, la mirada al frente a una distancia de 2 metros , y desde allí pegar la vuelta.
No puedo escribir todo esto, sin que por dentro no burbujee la risa, porque en esta representación tragicómica, estaba yo, que no había llevado ni manta, ni almohada en donde aposentar mis reales, salvo mi Ponchito Blanco.
Cuál seria el aura de mi desgracia, que al 2do. día, posición de Loto y ojitos cerrados, siento que algo toca suavemente mi espalda, no me animaba a abrir los ojos
por miedo Al Monje, allí empecé no digo a amarlo como lo amo y respeto ahora, pero sí a agradecerle, porque era él, quien me ofrecía una frazada y me indicaba que la colocara en el piso a modo de alfombra. Luego nos autorizó a los que no habíamos llevado almohadones, que tomáramos las almohadas para hacer más llevadera la sentada.
Ustedes podrán decir, después de esto, ¡ni loca me agarran otra vez! ¿No es cierto? No sólo fue ésa, sino que lo repetí 12 veces más y repetiré tantas como oportunidades me presente la vida.
Es curioso, porque si Los Maestros esperaban con esto que los soltara, sólo consiguieron que fuera más férrea mi voluntad de afirmarme en ellos.
Y así de esa manera, con garra, con humos, con cachetadas familiares en medio, con la alegría de haber encontrado el Sendero de la Felicidad, voy desgranando cada instante de este hermoso tiempo, que la Vida me presenta. Los que me conocen, saben que he encontrado mi lugar, que éste no se refiere a un espacio físico en particular, donde estoy me siento bien, disfruto o trato de disfrutar cada momento, sé que nunca va a haber otro igual, con certeza de que nada es permanente, que todo pasa, lo que sucede vino de visita, a probar como lo acepto en su llegar.
Hoy se que:
Si llega, no es casualidad, generé una causa y como efecto se me muestra.
No tengo que buscar, si no proponerme a encontrar.
Permanentemente tengo que elegir, y soy la única responsable por esa elección, tomando consciencia de mis Sí y de mis No. Dije si, dije no, ¿por qué lo hice?
No puedo hacer nada que le corresponda hacer al otro, (no le ayudaría), lo que haga, por la enseñanza que presentó, es para mí, y sí la misma da beneficio a otros, ¡aleluya
Puedo estar en un sólo lugar, a un mismo tiempo, si queda mi mente enganchada en lo que pasó, o en lo que vendrá, la traigo, y atesoro lo que me deja este maravilloso ahora. Solo vibrándolo, de este modo sé y siento que estoy viva.
Cuando estoy entera, redimensiono, me emociono y vislumbro otra realidad de momentos plenos de Deleite.
¡Sí!
Descubrí el deleite, no es algo que puedo disfrutar siempre, pero lo vislumbré y sé que se puede, por eso digo con Fuerza: “Esta Vida no es el Infierno tan temido, sino el Paraíso Prometido”
Porque cuando estoy por completo en el ahora, la energía fluye y con ella el placer de vibrar lo que estoy siendo. En este momento me siento escritora.
Igual viví la plancha, el cocinar, secando la vajilla o amasando EL PAN, les aseguro, se puede alcanzar.
Prueben una cosa por vez y sólo aquello que quieran, no hagan lo que no quieran, cambien la energía, porque si es algo que necesariamente se tiene que hacer, cambiando la óptica, haciéndolo con plena aceptación, resulta leve y se descansa con la alegría del “Deber Cumplido”.
Hay cosas que son ciertas, como la alegría y el dolor, está en la aceptación que tengamos de ellas, el dimensionar su valor. Una me enseñanza con risa, la otra con lágrima, con las dos aprendí, y a eso he venido, a aprender.
Con Sabiduría podré convertir la alegría en felicidad, y no haré del dolor un sufrimiento.